El chico voltea a ver a la Mizukage y sonrie, cruza sus brazos y levanta su cabeza mirando el cielo despejado.-Hola, creí que llegarías tarde..Pero no...-Dijo el chico colocandose justo enfrente de su Kage, la mira de arriba a abajo y abre las palmas de sus manos, de estas salieron dos largos y afilados huesos( uno de cada palma), agacha su cabeza y da un suspiro.-¿Te parece si entrenamos taijutsu?-Pregunto el chico poniendose en pose de batalla.